Las primeras lámparas led que salieron al mercado estaban basadas en la agrupación en racimos de leds tipo DIP. Esta tecnología es la misma que se ha utilizado durante varias décadas en botonería y señalización de aparatos electrónicos. Actualmente se trata de una tecnología obsoleta en el mercado de iluminación led ya que su potencia lumínica es muy baja y la calidad de la luz que ofrecen es muy pobre.
SMD son las siglas de surface mounted device o dispositivo de montaje en superficie. En las lámparas fabricadas con este tipo leds estos están montados sobre un circuito impreso y encapsulados en resina. Este tipo de led tiene una eficiencia lumínica de entre 60 y 70 lúmenes por vatio y debido a su pequeño tamaño se pueden hacer lámparas con ángulos de apertura de 360º gracias a que se pueden distribuir por toda la superficie.
La principal ventaja de este tipo de lámparas es que en caso de fallo de alguno de los chips el resto sigue funcionando sin problemas.
Su principal inconveniente es que generan mucho calor (por supuesto no alcanzan ni remotamente los niveles de temperatura del alumbrado convencional) y no son las más adecuadas para el funcionamiento continuo.
Dentro de la tecnología SMD hay varios subtipos, entre los más utilizados están:
COB son las siglas de chip on board o chip en placa. Se trata de una matriz de leds conectados en serie y paralelo y encapsulados en una pastilla cubierta de silicona, esta tecnología de fabricación favorece la disipación de calor por lo que las lámparas que integran este tipo de leds son las más adecuadas para trabajar de forma continuada.
El rendimiento de esta tecnología alcanza los 120 lúmenes por vatio, es decir el doble que la tecnología SMD y consiguiendo mayores intensidades lumínicas. También son mucho más resistentes a la variaciones de corriente que puedan sufrir y generan poco deslumbramientos Por contra, los ángulos de apertura están reducidos a 160º
En resumen y en función de lo explicado aquí es evidente que hay que evitar la compra de lámparas basadas en la tecnología DIP por tratarse de una tecnología obsoleta. Para usos no muy exigentes en cuanto a número de horas de trabajo y temperatura ambiente las lámparas SMD son una opción con una relación calidad / precio razonable y son especialmente indicadas cuando se requieran lámparas con amplios rangos de apertura del flujo luminoso. Y por último para usos intensivos y donde se requieran grandes flujos luminosos las lámparas basadas en la tecnología COB serían las más adecuadas.